Balada de Sayi y Alcaudón.
El buen Rey está en su barco
Adiestrando a su mesnada
Aragón comprometido
Con Christos en la Cruzada
Contra el loco Eusaias
Del lado de la Navarra.
Tiene a su Reina en Castilla
Con patricios escoltada
En el funeral del Rey
El buen Lordlency en Aranda
Que su desolada viuda
De Sayi está acompañada
Que huespeda de Castilla,
Castilla la desolada,
Todos los permisos tiene y
Letras de paso selladas:
El consejo castellano
Empeñado ha su palabra.
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En el invierno helado
Carta llega de Castilla
A la atención de Alcaudón
De su Reina muy querida
Lee el Rey las duras letras
Atestiguan villanía,
Traicionan los castellanos
Permisos, sellos y firmas
Castilla no tiene honor
Infame tierra Castilla
Que impone a la de Aragón
Condiciones que la humillan:
A su reina sin escolta
En Aranda retenida
Provocación de La Mora
Que en Valladolid conspira.
No hay insulto sin respuesta
Del Rey de Aragón con ira,
Ni los obispos corruptos
Ni la nobleza engreída
Amedrentan a Alcaudón
De la traidora Castilla
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Por el amor de la Reina
Y por su Reino el honor
Medio ejército patricio
Comanda el Rey Alcaudón
Por los yermos castellanos
Hasta Aranda se llegó
Do la Reina padecía
Acusada de traición
“¿Qué tienes Reina mía?
¿Qué es lo que quieres mi amor?”
En brazos la ha recogida,
Pregúntale su rey Alcaudón
“¡Por ti destruyo Castilla!
Que es un vil reino felón
O si quieres lo conquisto y
Serás su Reina, mi amor.
Está Santi en la frontera
Con toda nuestra Legión
Si quieres tener Castilla
A tus pies la tienes hoy”
Así díjole el buen Rey
Alcaudón el de Aragón.
Miraba a sus ojos Sayi
Que dijo sin vacilación
“¿Para qué quiero este reino
Pagano y en perdición?
Con tus fieles vasallos
Que aquí con nosotros son
Tú has venido a buscarme
Y me basta con tu amor
Volvamos prestos a casa
Buena tierra de Aragón.”
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Así fue la reina Sayi
De Castilla rescatada
Por su Rey y los patricios
En brava y breve algarada
De valientes y leales.
De esa tierra abandonada
Todos los patricios salvos
Volvieron de cabalgada,
De la perdida Castilla,
Do los paganos alaban
A sus dioses, llorones y falsos,
Cagados tras las murallas